Morata de adolescente en el club blanco
Dicen que es de bien nacido ser agradecido, una frase utilizada desde hace muchos años y que tiene toda la pinta que Morata no ha escuchado. No la ha escuchado y lo demostró durante la tarde de ayer, cuando hizo unas declaraciones en un directo de Instagram asegurando que estaba arrepentido de haberse enfundado la camiseta del Real Madrid, el club más grande del mundo que le dio la oportunidad de formarse como profesional y, además, de debutar como jugador, algo que el Atlético de Madrid no consideró al dejarle ir de sus filas cuando tan sólo era un chaval.
Ahora Morata, merecidamente es el centro de las críticas, y es que, ¿cómo es posible que ahora, cuando ha llegado a donde está gracias al Real Madrid, reniegue de sus inicios como futbolista? Resulta que dice que mientras jugaba en el club blanco, veía con su padre los partidos del Atlético de Madrid y soñaba con jugar en el Vicente Calderón, estadio donde misteriosamente celebró un pase a una semifinal de la Champions, y donde por cierto, se le veía feliz de haber derrotado al conjunto rojiblanco y de haber pasado a la siguiente ronda con el gran enemigo del que ahora es el club de sus amores.
Según narra, él mismo se marchó del conjunto colchonero cuando era un niño por la presión (cualquiera que le oye era un Cristiano Ronaldo o un Messi con la persecución mediática), y de ahí probó suerte en el Getafe para luego aterrizar en las categorías inferiores del Real Madrid, donde fue subiendo peldaños hasta debutar con el primer equipo, irse a la Juventus, al Chelsea y finalmente volver al Atlético de Madrid, club al que siempre ha amado.
Morata, debes saber que las cosas no van así, y que tus actos han demostrado al mundo del fútbol lo hipócrita que puede llegar a ser un jugador, y la verdad es que si el camino que has elegido es ese, perfecto. Eso sí, recuerda quién te llevó a la gloria cuando levantaste tantos trofeos, y recuerda quien ha sido el único club con el que has podido levantar la tan ansiada Champions League. Cuando Diego Costa se recupere de su lesión y vuelvas al banquillo, o simplemente cuando el Atlético se canse de ti y ningún club te quiera (no has conseguido ser titular indiscutible en ninguno) acuérdate de este día. El día en el que decidiste renegar de tus raíces y quedar como un ser minúsculo, hipócrita y falso.